miércoles, 28 de noviembre de 2012

Ni tú, ni yo, ni nadie somos salmones

El ser humano no se mueve por instintos, de hecho, no tenemos ningún instinto. Nosotros somos capaces de actuar y hacerle frente a los estímulos, es decir,  podemos elegir nuestras preferencias mientras que los salmones (o cualquier otro animal), se dejan llevar por los instintos.


Los animales se mueven por acciones no reflexionadas previamente. En ocasiones nosotros mismos actuamos sin pensar las cosas, pero aún así, disponemos de libertad, lo que nos proporciona una reflexión y toma de decisiones.  Esta libertad nos permite amar lo que hacemos y lo que nos rodea, y el amor da lugar a la felicidad, a personas felices en el mundo y con las actividades que realice. Según el tipo de personas, su busca de la felicidad va acorde con sus aspiraciones en la vida.


Peronalmente pienso que la libertad con la que nacemos nos ofrece la felicidad, pero para ello, debemos amar y ser amados y poder comprender la felicidad, porque la felicidad es entendida como perfección. Para llegar a ella debemos  saber a lo que aspiramos en nuestras vidas y como seguir por el camino adecuado sin dejar influenciarnos en los demás y viceversa. 

¡El sentido de la felicidad es lo que nos hará verdaderamente felices!

Paola y Laura

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